Hoy me toca elegir entre tu amistad déspota, tan incrédula, infame; y mis elogios personales, veraces, capaces; y ausentarme de toda realidad ficticia, de tantos horrores y malicias, que castigan tanto al alma como al pensamiento, que maltratan tanto todos esos sentimientos, tan buenos deseos, sinceros no menos. Y ya no pensaré más, dejaré de ofuscarme, me alejaré del desastre, y me iré a lo más lejos y profundo, un destierro sincero, de tu mente perversa. Me quedaré vacío para ti, y tan lleno de júbilo para mí, que pensarás que estaré navegando en las altas aguas de la soledad; más no será así, estaré lleno de felicidad, y muy grata honestidad.
martes, enero 31, 2006
La Herida…
Hoy me toca elegir entre tu amistad déspota, tan incrédula, infame; y mis elogios personales, veraces, capaces; y ausentarme de toda realidad ficticia, de tantos horrores y malicias, que castigan tanto al alma como al pensamiento, que maltratan tanto todos esos sentimientos, tan buenos deseos, sinceros no menos. Y ya no pensaré más, dejaré de ofuscarme, me alejaré del desastre, y me iré a lo más lejos y profundo, un destierro sincero, de tu mente perversa. Me quedaré vacío para ti, y tan lleno de júbilo para mí, que pensarás que estaré navegando en las altas aguas de la soledad; más no será así, estaré lleno de felicidad, y muy grata honestidad.
viernes, enero 27, 2006
Las palabras necias me dejaron sordo…
Y pensar que ya ni se fijan en sus interiores llenos de cicatrices voluntarias, involuntarias, que les ha dejado el camino; sus actos, sus fracasos. De hecho, ahora admiro como miro lo vivido, y todo aquello sin sentido, que dices y pre-dices de mí, y lo que hoy soy, quizás por ti, o por mí, porque hoy ya no soy lo que fui.
Y las mentes que se llenan de presagios, revelaciones y vaticinios; que predican lo ridículo, lo minúsculo, hasta llegar a lo absurdo; hastiadas algún día habrán de quedar, horizontalmente en sueños, cegadas. Borrascosa la senda que has de cruzar, hasta llegar al punto entre lo frágil y lo sencillo, lo sublime y lo mayúsculo; y que así puedas reír, y vivir; no tan solo con tus palabras herir.
Pasó...
Sé que difícilmente encuentre una persona como tú. Sé que ya no queda alguien igual, ni siquiera semejante, pero lamentablemente esa es la vida, el mundo, el destino que nos tocó vivir, y compartir juntos los dos, tan desesperadamente, tan precipitadamente.
Septiembre 20, 2005.
Autor: Wellington M.
jueves, enero 26, 2006
Quiero…
Por lo especial que eres…
Por todo lo que significas para mí…
Que bueno es sentirse enamorado…
Sobre todo, de alguien que te ama…
Y te lo demuestra cada segundo de su vida…
Como tu a mí...
De alguien que te demuestra…
A cada instante…
Que eres importante para ella…
Que eres valioso…
Y otras muchas cosas más…
Que bueno es amarte…
Sí, de verdad que sí!...
Que bien se siente estar enamorado de ti…
Para mí es más que un placer…
Un honor…
Un orgullo!...
Quiero que me ames…
Y nunca tengas ojos para más nadie en este mundo…
Para ningún otro hombre…
Que te derritas por mí…
Y que tiembles cuando yo te toque…
Quiero que cada vez que mires a mis ojos…
Los tuyos se agüen del amor y el cariño que sientes por mí…
Y que siento yo por ti…
Quiero que cuando escuches mi voz…
Tu cuerpo vibre de la emoción…
Y tu corazón lata tan rápido que quiera salir…
Quisiera tantas cosas contigo en esta vida…
Y cuando todo eso suceda…
Entonces, quizás yo estaré más conforme…
Con todo lo que habré hecho y estaré haciendo…
Para que tú me ames más día a día…
Cada instante de tu vida…
Como yo a ti…
miércoles, enero 25, 2006
Los malditos motoristas…(Cuento) [Primera, Ultima, y Unica parte.]
Hoy me he decidido a hacer algo diferente a lo que normalmente publico, a lo que normalmente escribo, y es que los malditos motoristas me tienen la paciencia jarta (con J)!!. A ver, les explico: Ayer vengo de camino a mi trabajo, por la misma calle donde siempre doblo a tomar una ruta más corta y así poder arribar más rápido a mi morada laboral de cada día. Vengo de frente, veo la camioneta, cambio de carril, para ocupar el que está aún vacío a mi izquierda, miro a mi izquierda para que no venga un carrito publico de esos y me dé un coñazo, la calle es de una vía, desde mi izquierda a derecha; vienen guaguas, vienen motores, vienen carros privados, y cuando me decido a entrar a la vía, y piso el acelerador, suavemente, gracias a Dios!........ PUM!!!.. El maldito motorista en el medio de la camioneta y mi carro!!!.. Respiro, me aguanto, no pretendo sacar a “Ninguno” [“Ninguno” es mi ángel de la guarda, mi aliento de vida, mi respiro celestial, mi compañero de viaje, quien siempre esta a mi lado (Por lo menos en mi carro), “Ninguno” se llama mi BATE DE SOFTBALL de aluminio, (Luego les contaré por qué se llama ninguno y no tiene otro nombre.)], tan solo me limito a hacerle una señal de “No hay mente” al hijo de su puta madre que se me metió en el medio, como siempre se meten los motoristas por “Default” en las calles de R.D… Luego pretendo acelerar y arrancar despacio después de haber contado hasta 1,000,000, cuando de repente veo otra camioneta que se me para al lado y el chofer solo me dice:
-“La goma se te jodió”.
Yo pensé en ese mismo instante que fue que se me vació por el golpe, y fue que del fuetazo “sin querer” con la goma derecha de mi carro y su respectivo guarda lodos, en el posadero de pies del pasajero trasero del motor (ese tubito de hierro que sobre-sale para uno apoyar los pies y no andar con ellos al aire y quemarse con el mofle’) se incrustó en mi goma; comprada nuevecita en diciembre 2005, o sea, hace un maldito mes solamente!!!!... (Por cierto, más cara que el diablo!!, porque ya no hay nada barato en este país!!).. Luego solo me digo a mi mismo:
- “Mierda ojala y no se me haya guayado todo el guardalodos!!”…
Le doy más para alante al carro, luego que termino de doblar, doblo la siguiente esquina a la derecha y me paro, me desmonto, veo el guardalodos y…
- “Gracias a dios nada mas tiene un peladito en la pintura!” (ya por mi casa se han encargado de rayarme esa parte ahí del carro, también el bonete, los envidiosos, que nunca van a llegar a tener nada por tan solo vivir de la critica y los murmullos! Fracasados todos!!).
Chequeo la goma… La goma!!!! Guay mi goma!!!.. Tremendo hoyazo de to’ el tamaño en mi queridísima, adoradísima y jodidísima goma!!.. En realidad del tamaño de un “Medio peso dominicano” (Diablo que se habrán hecho los medio pesos?!.. hace tiempazo que no veo uno!!).. Bajo la cara y pienso, “mierda otra goma nueva, con esta olla que hay, con esta miseria!, pero nada, mientras tanto vamos a poner la goma de respuesta!”.. Voy al baúl, saco el gato, saco la chicharra de quitar las tuercas de las gomas y luego recuerdo:
-“Mierda verdad que yo no tengo el hierrito ese de darle vuelta al gato!, a tener que subir el gato del diablo este con el destornillador plano!!”..
Duré como media hora dando vueltas al destornillador (Realmente lo que dure fueron como 5 minutos, pero hay que hacer la historia mas jocosa o trágica y exagerar un chin!), pero no vueltas como atornillando algo sino más bien por dentro de un agujero, para que pueda subir o bajar el gato. Hasta que finalmente subí el carro, quite la goma, puse la de repuesta, guarde la dañada en el baúl, guarde la chicharra y el destornillador, y con mis manos mas sucias que un gomero de barrio. Todo listo!. Preparado para seguir adelante!. Pienso:
- “Ufff que destornillador que me ha salvado la vida ese, pues si no fuera por él no pudiera subir mi gato. Pensándolo mejor, no voy a comprar ningún hierrito de subir gatos y me quedaré con mi amigo fiel, el destornillador, que tantas veces a sabido socorrerme en estos casos (tres veces en total), además también podría servir para, en caso de que yo no desee maltratar a “Ninguno” dándole un batazo a alguien que no valga la pena, nada más tenga que agarrar el destornillador y darle una puñalada!!.
Me seco el sudor y me voy a montar al carro, para finalmente marcharme a mi jornada diaria… pero no sin antes preguntarme: “Dónde está el maldito motorista del diablo ese, pa’ yo enseñarle a “ninguno” o estrenar mi destornillador?!”.
Yo no soy ni Baakanit ni Girl from Santiago para poner a la gente en suspenso, así que esta historia se termino aquí.
Fin.
martes, enero 24, 2006
Un futuro mejor, o peor?...
Que irónico el paisaje que me muestra la conciencia, más no así la certeza de lo que desembarcará, de aquellos días inciertos, infundados, y desiertos. Con soledad por doquier, con muchedumbre envés. Y me desconcentraré al no ver ni un suspiro del aire, ni divisar el linaje, que una vez me mantuvo a su lado. Apoyando, mirando, ayudando, a no ser lo que hoy soy; y más bien ver donde voy, hacia un camino destemplado.
Que melancólico el sentir de cada día; al despertar y no ver nada, ni sentir, ni reír nada, por el amplio marco de la vida; que pasa y arropa mi biografía, de marañas y telarañas; endulzando y erizando malestares en el alma. Y el naufragio de la paciencia ha llegado, tan solo se notan diminutos detalles acalorados en las ganas, en el ánimo; por lo rezagado, por lo distanciado. Hasta más no poder he deseado, marcharme a lo lejos y no volver atrás, no pensar en más, quizás por audaz, o más bien por veraz.
lunes, enero 23, 2006
Cuando el mal no cesa…
Tan putrefacto y corrompido el paisaje, y tan corrupto el linaje, que alberga los días, y noches, y tardes, de los aires mal-humorados. Incandescente el ardor de las ganas por partir, y salir hasta más no poder, vagar y divagar, no buscando más respuestas obsoletas de bondad, o felicidad. Tampoco veracidad. De las mentes podridas y sucias que maltrechan mi realidad.
Tan verosímil el desconcierto que al principio les mostré, que ya no logro contemplar las heridas, las manchas profundas y obscuras, que arropan el alma, la mente y el afán aquel. Incompletos destellos, a lo lejos, tan complejos; que gritan la calma, la inconciencia, el alma; para que ya no pueda ser, hasta que ya no pueda ver.
Autor: Wellington M.
jueves, enero 19, 2006
Yo debería ser mudo…
¿Debería Yo ser mudo?... Sí… Sinceramente sí. Después de tantos gritos sarcásticos, arrogantes, que emite el incitante día a día; después de cada lejanía o cercanía, de la malhumorada vida que piso cada día, Sin medidas, debería yo ser mudo. Debería apetecer un sorbo de espacio, de silencio inminente, emergente; aun sea en la mente de la gente, tan impacientemente, tan locuazmente; me transfiguro en un segundo y no emito ni un solo murmullo congruente, ¿o Inconsciente?.
¿Debería Yo ser mudo?... Insisto en que Si, quizás todo el mundo. Y empezando por mí. Intentar ser unísono, y tirar tan solo del cotejo, cuando el sol se haya puesto. Todo tiene su momento. Un segundo, un instante, oportuno el desenlace. Silencio…
Autor: Wellington M.
miércoles, enero 18, 2006
Y hoy, quien soy?...
Y más aun, lejano es el olvido instantáneo, aquel que te aruña tanto, aquel que te empapa cegado. Intrigantes momentos que siempre guarda una ilusión, desconcertantes vivencias que veo en mi interior, a lo lejos, no me quejo; quizás por lo terrible, quizás por lo insano, o lo puritano?... No, pero sí quizás por remediarlo.
Y no es tan sombría la noche que amanece para mi hoy día, y no es tan débil el rompe-olas que palpita en el océano, diseco en el olvido, de lo vivido, tan intranquilo. Y sin detalles de sobra, me limito a pasear mi mente por tan grandes puentes, delirantes en las estelas de los más amplios desniveles, del corazón o la razón, o de una extraña sensación, de liviandad y moralidad, de dignidad y perpetuidad.
Autor: Wellington M.
martes, enero 17, 2006
A pesar de todo, no frustrado...
Y prosigo vertiginosamente en búsqueda de la senda hacia el saber, la realidad; quizás incapaz, o más bien rapaz?; de lo encantador y lo poderoso, de lo asombroso, lo estruendoso. Y en un intervalo de inconsciente tiempo, me desvío hacia el camino de lo sospechoso, todo inocuo, conscientemente solo. Y no logro ver el incongruente sol que atañe al día, y no logro escuchar la soledad que se aproxima, tan vorazmente, tan feroz, sutilmente.
Finalmente, cuando la luz se expande, y logro divisar el caldeado mar; roto por las sombras de las neblinas, que lo ocultan desde lo alto; y cuando aún después de manchado, por tantos gritos y murmullos, luce tan destemplado, es que al fin logro dar un paso; quizás no tan largo, no tan osado; quizás más bien un tanto rezagado, pero potentado; un tanto valeroso y no frustrado.
Autor: Wellington M.
Cerrando un ciclo.
lunes, enero 16, 2006
Gracias a ti…
Y las tardes se han escondido detrás de los matorrales, que antes eran otoño, que hoy ya son primaveras; floridos a su gusto. Que el suave viento que acaricia cada una de esas hojas, que sopla fuertemente circundante, lo inquieta pero lo revive; lo llena de paz, de felicidad.
Y las mañanas se han convertido en un despertar cálido y dulce, cual perfume de aquella rosa candente y extremadamente bella; que no asume marchitos, que no entiende de ocasos. Y ese estridente brillo que abriga mi alma al despertar, que desvive mi ser y me mata; que despierta la más ilusa de las esperanzas, de las ilusiones, de las quimeras hoy día escasas, es el que me hace entender por qué hoy soy el que soy; el ser que tú has invitado a vivir, a compartir; a comprender lo que es reír y llorar con justa causa. Y ser feliz contigo sin que me importe nada.
Autor: Wellington M.
Malos ratos.
Es un lamento que trate tanto yo de hacerte comprender mis intenciones, pero lamento más aún que mis intenciones de hacerte comprender lo real, la verdad, no surtan su efecto. Y no sé qué pensar ya, no sé qué decir ya, solo me encuentro solo en mis pensamientos, cualquiera que sea.
Tu susceptibilidad a veces la entiendo, pero no siempre la comprendo, desafortunadamente no tengo la vocación para lograrlo. Y me duele tanto que no me entiendas, y me enloquece tanto el hecho de que no comprendas lo que tanto traté de decirte en algún momento.
Nuestra vida solo ha estado llena de mal entendidos, de mal interpretaciones; tan susceptible, tan frágil, tan sensible… que me hastía el no poder cambiar las cosas, y más aún que no sean como quisiera.
Autor: Wellington M.
sábado, enero 14, 2006
Éxito.
Arde la sangre quizás yo por verte, por querer aplastarte, por la ira o por venganza, por retaliación o por rabia; pero concebible siempre en mi mente es el querer detenerte. De ahuyentar lo malvado, lo impuro, lo insano; lo terrible, lo callado.
Y más rabia aún causa en mí el saber, que tú eres cobarde, quizás toda una barbarie. Incompetente e infame, todo un simple desastre. Inoportuna y arrogante, insoportable y detestable, lo que más odio yo ver, y que menos cerca deseo tener, quizás por cuidado o por sospecha, o quizás para que no entres en mi cabeza…
Autor: Wellington M.
viernes, enero 13, 2006
Al final después de todo…
A fin de cuentas hoy te pienso y te admiro por el valor que has tenido de aceptar la derrota, de reconocer la derrota, que ha sufrido el alma, el sentimiento, el deseo. A fin de cuentas hoy te das cuenta de que aprendiste a aprender, de que ahora deberás ver lo que nunca antes viste, por la ceguera sorda y muda que empapaba tu vista, a lo visible, a lo palpable, a lo entendible.
A fin de cuentas hoy pienso que lo pasado ya paso y que lo mejor está aun por llegar, al final después de todo no ha sido tan amargo el trago, ni tan salada la vida, ni tan detestable el amanecer que brilla en mi nuevo día, a fin de cuentas no todo ha sido tan borrascoso, tan detestable y poco loable. Al final después de todo soy mas que lo que siempre fui, soy mas que ayer y mucho menos que mañana, pero por lo menos soy, no he dejado de ser; gracias a ti y a todo lo que he aprendido con el paso del tiempo, de los días, de las noches, mañanas y atardeceres, gracias a lo que forje con el paso del tiempo en mi, gracias a todo lo que he podido pensar que puedo ser y no tan solo pensar y no ser ni hacer.
Al final después de todo agradezco infinitamente que haya pasado la tormenta, quizás a la vida, quizás al destino, pero lo agradezco desde el alma, por que a fin de cuentas he crecido, he aprendido, que uno lucha por lo que quiere y ama cuando el otro quiere y ama a uno.
Autor: Wellington M.
Desencanto…
Algo tan injusto como la banalidad del arrogante viento, que arropa las alas del ser confundido, perdido en lo ridículo, extrañado en los encantos del inmenso laberinto; del confuso camino iluso. Ahogado en la exasperación y desencanto del horroroso ambiente y putrefacto paisaje, que quema y marchita los sanos pensamientos de una mente delirante.
Diviso a cada segundo tales detalles en caras denigrantes y vertiginosas, que asustan y maldicen el polvoriento detalle, el de cada instante. Acongojado y perplejo solo me limito a pensar, no así a escuchar las silentes voces del estridente murmullo; que derrumban las ganas, el ensueño, el deseo.
Autor: Wellington M.
Para ti…
Cuan enloquecedor el perfume de tus labios, y el olor de tu sonrisa tierna; y observando tu rostro, contemplando mis ojos. Y tú, escuchando mis quejidos, mis lamentos sin sentido; por no haber meditado antes, por no querer desahuciarte. Y gracias al sol que te despierta con su brillante sonrisa cada día.
Verdaderamente no existe palabra para describir lo orgulloso que de ti me siento; de tanto amor, de tantos sentimientos. Sin duda alguna, dichoso soy cada segundo de mi vida al saber que existes, al saber que vives; estés o no a mi lado, conmigo o sin mí, estando o no estando. Gracias al cielo y al Todo Capaz por su voluntad, permitir que seamos hoy día lo que somos, lo que deseamos, y que más anhelamos. Tú y Yo, juntos y amándonos; y sean nuestros días eternamente claros.
Autor: Wellington M.
Náufragos.
Solo quiero que alguna vez comprendas el poder pensar primero, solo antes de hablar. Quisiera tan solo poder fijar en tu mente el simple recuerdo, de esos momentos, que tanto desprecio, con tanto desprecio. Para que escapen, para que emigren, no a tu alma, ni a tu mente, quizás solo a un lugar lejano, tan lejano que ya no puedan regresar.
Aunque sé que inalcanzable de cumplir está ese deseo, que tanto sueño, con tanto desdeño. Quizás por amargura o desencanto, creo que lo echaré al mar, a ver si naufraga, si no se ahoga, como quizás algún día quieras tu tirarle la soga a este sentimiento, que ya se ahoga, de tanto naufragar.
Autor: Wellington M.
Confusión.
Pero es cruel el camino de la exasperación, y mucho más cruel la maldición de creer lo que no es. Y más grave el daño que causas a mi alma, por no sentirte cerca, de observar tu mirada nublada. Pero prefiero pensar que solo es un hecho de confusión, y no la humillación que tanto daña mi alma.
La idea de que algún día vuelvas a ver lo correcto, pero quizás no lo perfecto, que tanto has querido ver; y más bien ver la utopía de tener a tu lado ese ser que te guía, que te habla cada día, que no encuentra salida, la puerta de poder irse y dejarte lamentando la ayuda que le negaste, o quizás que no entendiste que trató solo de ayudarte.
Autor: Wellington M.
Morir todavía...
Y es que para mí no has sido más que un simple instante, que un momento amargo, que un tormentoso desastre. Aunque no ha valido lo mucho que he tratado de entenderte, y no solo entenderte sino más bien encontrarte, aún continuo perseverante, quizás por idiota, quizás por cobarde; y deseando aun más que encontrarte, lo que deseo es esperarte, sentarme y aguardarte, agredirte y agraviarte.
Por infame y por perversa, por infausta y detestable; ya no te quiero ver, ya de ti no quiero saber, por ser alguien que tanto daño me has hecho, que tanto sufrir me ha obsequiado. Ya de ti no quiero escuchar, a nadie quiero oír mencionarte, por honesta y por veraz, por hostil y repugnante, no quiero verte nunca más…
Autor: Wellington M.
Amistad?.. Quizás…
Tantas caras brillantes ante la ayuda de la necesidad, ante el compañerismo veraz y total, que siempre se compuso, quizás en mi mente distraída, quizás en mis pensamientos ilusos; por no ver la cruda verdad, la morbosa realidad, que a lo lejano siempre ha de llegar.
Tanto tiempo guardando atributos del silencio en las mentes banales de simples seres terrenales, tanto tiempo tratando de ayudar al bandido corrupto del ego maldito, a crecer, a volar, a vivir, a matar. Pero sincero el tiempo que pasa, que al final del triste y oscuro laberinto permite ver la preciosa verdad; ver el brillo de la bondad, la honestidad, en los rostros de personas que no son como otros; tan malditos y fugases, tan crepúsculos e infames.
Autor: Wellington M.
He elegido...
Hoy he elegido divisar el claro paisaje, en vez de extrañar el oleaje que llegó y de pronto zarpó. Tan rápido el tiempo, tan lento el olvido.
Negras horas he pasado sentado pensando, si desaparecer e irme descalzo y vacío tan lejos, o si definitivamente acercarme al corazón nuevamente y preguntarle si en verdad te extraño, más no seré tan arrogante y tan solo me limitaré a preguntarme para que?; Si ya no he de seguir vagando entre pensamientos borrosos y escasos, si ya no intentaré sacarte de mis sueños, por que ya es muy tarde, por que ya te has ido.
Autor: Wellington M.
Cortinas...
He mirado a mí alrededor y ya me he fijado que todos son como tú. Por qué me has hecho eso? por qué los has dañado? Y, definitivamente te comprendo, tú no lo has querido, el mundo te ha engañado. Qué lamento el no haberte fijado!, el no haberme escuchado; y, definitivamente te comprendo, tu no lo has querido, o no lo has intentado?...
Hipocresía malvada que tanto daño me has hecho, hipocresía fatal de tantos malos ratos. Hipocresía maldita que en todo lugar sueles estar, hipocresía bendita que tanto puedes engañar.
Autor: Wellington M.
Mal Herido.
Caído al vacío estoy, cayendo entre espinas, herido entre rosas, por más que lo intento no puedo pararme, un pendejo desastre, incongruente barbarie. No pido ayuda, porque sé que no estás, no más!... confundido, perplejo; con la vista tumbada hasta el suelo; lo siento, que miedo!... quizás de no encontrarte nunca más, o no poder desistir de divisarte a perpetuidad.
Consuelo alguno ha de esperarme, allá a lo lejos, en el lejano hogar. Sincero y humilde quizás, sagrado y valiente no más, destruido quizás por el suelo, arañado quizás por espinas, confundido aún más por la vida, deseoso de no ver mis heridas, aquellas que jamás me lastiman; espero algún instante a que llegues, algún segundo para amarte, y así de una vez poder yo verte, escapar de este maldito desastre.
Autor: Wellington M.
Fin!.
Cansado de tanto vagar, me sentaré; me sentaré sobre tu recuerdo, sobre tus días bellos y húmedos, que tanto supe acariciar; con amor, con ternura, con pasión; de locuras. Pensaré dónde encontrarte, si en los tristes ojos del águila caída, si en el desesperado llanto del niño recién nacido. Y al final, cuando me canse y no te encuentre, me cansaré de tanto buscar, de tanto esperar; me cansaré de tanto estar cansado.
Y seguiré, como el viento que no para de soplar, y acariciar las mejillas de las hojas, como las olas que no paran de llegar hasta la orilla y sentir la humedad del tenso suelo, como el hombre que tanto busca entre la nada, y nada encuentra; como el hombre que tanto busca entre los sueños, y no sus sueños.
Autor: Wellington M.
Hoy es un nuevo dia, el comienzo de una nueva vida.
Gracias Señor!.