miércoles, mayo 24, 2006

El préstamo…

He tenido varios amigos en mi vida, amigos de verdad, de esos que no se olvidan; también he tenido cientos de conocidos, personas que van y vienen, pero que de una u otra forma dejan alguna huella en tu ser, en tu vida, algún granito de arena.

En estos días conocí a una persona, muy humilde, sencilla, de buenas intenciones y con planes futuristas. Un joven de familia clase media-baja, pero con un arte para la creación de la amistad y la confianza maravilloso.

Hemos compartido muchos momentos agradables, de risas y tragos, de historias, y hasta de llantos. Su madre murió hace unos días, y fue una perdida terrible para él y su familia. Fui a acompañarlo en ese momento tan triste, conjuntamente con mi novia, y me conmovió bastante la frialdad que le embargaba al momento de yo saludarle.

Días antes de la muerte de su madre yo le había hecho un favor, y a la vez había cometido un error, el de prestar dinero a una persona amiga, o por lo menos eso yo creía. Cinco mil pesos, al módico veinte por ciento. Desgraciadamente, después de yo haberle prestado ese dinero habían pasado varios inconvenientes en su vida, a los pocos días chocó su carro, la muerte de su madre, en fin, líos por todos lados. El dinero se lo facilité gracias a un compañero mío del trabajo, acordamos el pago devuelta para los próximos 15 días. Pasaron días tras días y no recibí ninguna llamada, solo salían de mi celular hacia el suyo, y ni una respuesta a los timbres molestosos del aparato. Ni una llamada de regreso.

Justamente dos meses y un día después, y después de tantas excusas baratas, de una espera tan larga. Estoy estrenando mi nueva arma, una 9mm, marca Glock, color negra, como a mi me gustan, 12 tiros en el peine y uno en la recamara.

“Ya no me interesa que me retornes el dinero, yo se lo pagaré al amigo que me lo prestó. Recuerdas que te había dicho una vez que todo se paga en esta vida?... Pues no quiero que se me haga tarde y perder la oportunidad…”

Hoy estoy aquí, sentado en este banco, dentro de este cuarto tan frío y a la vez tan cálido. Desde aquí escribo estas notas, añorando alguna vez salir nuevamente a las calles de mi ciudad, y poder volver a disfrutar plenamente de mi libertad.

“Que en paz descanses mala paga.”

lunes, mayo 22, 2006

Y no hablas…

Anoche, cuando salimos de casa de tu madre, no te dije lo mucho que te amo, lo tanto que significas para mí, se me olvidó hacerlo; y es que no me sentía muy bien que digamos. Después de una conversación tan larga, como la que sostuvimos, no me quedaba más ánimo para seguir hablando. Intenté en varias ocasiones apretar tu mano, pero no pude; el deseo estaba, más no así las fuerzas para hacerlo. Me gustó mucho el hecho de que, tan pronto nos subimos al carro y comenzó a sonar la música del radio, cambiaste la canción, sabes que esa no me gusta mucho, y pusiste la que nos trae gratos recuerdos, esa que nos llena a ambos de emoción. Mientras comenzaba a conducir, pensaba mucho, pensaba tantos disparates, que pensé en no seguir pensando, pero no lo hice.

Tu callada, yo también. No dijimos ni una sola palabra. El silencio que nos arropaba era tan extenso, y el camino se hacía cada vez más inmenso. Las calles estaban desoladas, algo raro; al parecer los carros habían desaparecido, o quizás la hora los había secuestrado. La música me hacia recordar el día en que nos conocimos y todos los momentos que, hasta ese momento, habíamos vivido. La canción también se hacia más larga de lo que realmente era, pero esto no me importaba, al contrario, me gustaba. Me emocionaba, aún callado como estábamos, el hecho de que estuviéramos compartiendo el mismo espacio, al mismo tiempo, escuchando algo que nos hacia sentir bien, compenetrados; que nos recordaba tan buenos tiempos, increíbles momentos; todos los que, juntos, hasta la saciedad disfrutamos.

Sentí en un momento, que me querías decir algo, que querías agarrar mi mano; ahora me pregunto por qué no lo hiciste, me hubiera gustado tanto. También me reclamo porque no lo hice, porque mi orgullo me ha traicionado. Mientras las luces que alumbraban las calles era lo único, que a su vez, alumbraba mi mente en ese instante, me dije a mí mismo que debía comenzar a hablarte, dejar todo a un lado; ese sentimiento amargado y melancólico, ese pensamiento extraño y estrambótico que siempre me ha caracterizado. Intenté, una, dos, tres veces, agarrar tu mano, y no pude; volví a intentarlo, cuatro, cinco, seis veces finalmente, y lo había logrado. Estaba suave y fría, como la noche; se sentía triste y pálida, como nuestros sentimientos en ese momento. Mientras agarraba tu mano, me dediqué a hacer un esfuerzo, casi sobre humano, por mover mi lengua, la cual estaba pasmada, entumecida, y hablarte.

Ya lo estaba logrando, ya casi estaba por soltar unas cuantas palabras, cuando escuché tus labios decir “Perdóname, te amo”. Tan solo sentí como mi corazón se arrugaba al escuchar tan importantes palabras, tan especiales para mí. Eso me motivó a decirte algo, miré hacia abajo, tan solo un instante, pensativo; de pronto, cuando levanté mi cabeza, lo último que logré visualizar fue la rueda de un camión de gasolina en frente mío.

Hoy me pregunto qué será de mi sin ti, hoy me cuestiono sobre qué pudo haber sido si te hubiera hablado antes de ese instante en el que, pensativo, miré hacia abajo; si te hubiera dicho lo mucho que te amo, antes de que tú me lo dijeras a mí, antes de sentirme motivado a pensar y decírtelo yo a ti. Hoy me pregunto tantas cosas, que ya no sirven de nada. Ya estoy muy lejos, ya no puedo hablar.

viernes, mayo 19, 2006

El jugador…

Anoche, mientras tomaba un baño antes de acostarme, pensé prolongadamente sobre muchas cosas, sobre tantas cosas, que mi mente se abrumó de tanto pensar y delirar. Salí del baño, bien relajado, quería ver un poco de televisión antes de dormir, siempre me ha gustado hacerlo, ya que es el único momento del día donde puedo ver algún programa o película que me guste. Qué bien se sentía mi cama, conjuntamente con la lluvia que recaía sobre el zinc de mi casa, era un momento único, el cual disfruto al máximo, a toda plenitud. Aunque no tan lejos se escuchaba una algarabía, por la celebración de la victoria de uno de los partidos políticos favoritos en mi sector, eso no quitaba la paz y la tranquilidad que invadía mi ser en ese preciso momento.

Tuve que cambiar muchos canales antes de encontrar un juego de pelota, el único de la noche, que transmitía el canal 26 en ese momento. Era un partido entre los Arizona Diamondbacks y Toronto, yo había apostado a que ganaba Toronto, 1,000 pesos la apuesta. Sentía un sueño terrible invadiendo mi cuerpo, mis ojos; los parpados ya no aguantaban más, pero trataba de mantenerme despierto, ya que tenía que darle seguimiento a esos 1,000 pesos que yo había puesto en juego, y aunque el partido ya estaba en la parte de abajo del 8vo Inning, yo sentía que ya no podía aguantar más.

Me levanté de la cama de un pronto, y fui al baño a lavarme la cara, para espantar un poco el sueño que ya casi me arropaba por completo. Regresé lo más pronto que pude a mi cobija, ya que hacía una brisa tremenda gracias a la lluvia, y yo que soy un tanto friolento, no la soporto mucho. El juego ya estaba en la parte de arriba de la novena entrada, mi equipo ganaba 5 carreras por 3, yo estaba en suspenso, porque si el equipo contrario empataba, el juego se iría a extra-inning y ahí iba a ser un poquito más difícil que yo me quedara despierto a presenciar el final, yo que estaba contando los segundos como horas para que se hicieran ya los últimos 6 outs del encuentro, y fastidiarme el sueño unos cuantos innings más no era idóneo en ese momento.

El escándalo que golpeaba no tan fuerte las maderas de mi humilde morada al principio, ahora lo hacía con mucho más fuerza, con mucho más estrépito, creo que se había armado un alboroto, no le presté atención ninguna, en este momento tan solo me importaba terminar de ver el partido y quedarme dormido. Mañana sería un nuevo día, una nueva historia que contar. De pronto se escuchó algo que sonó como un tiro, me espanté, pero me dije a mi mismo que eso no podía ser; en menos de un minuto después, se escucharon otro tres, luego fueron alrededor de diez. Seguí viendo mi juego como si nada hubiera pasado. De repente sentí que mis ojos no aguantaron quedarse abiertos por más tiempo, yo no quería rendirme, pero ellos lo hicieron. Una bala perdida mi puerta había tocado.

miércoles, mayo 17, 2006

La caída pierde altura…

Miércoles 17 de Mayo, 8:45 am. Me siento aturdido, después de tantos manotazos que me ha dado la vida. Ya estoy cansado, me siento totalmente agotado, por tantos engaños y mentiras, y por tantas cosas más. Sencillamente esto no sirve, la vida es una pura porquería. Estoy pensando darle a mi vida un giro de 379 grados, pero aún no estoy decidido, aún no sé si lo mejor sea hacerlo. Tengo que tomar la decisión en este mismo instante, debo saber qué sería lo mejor para mí, para mi cuerpo, para descansar finalmente de tantas cosas, de todo esto.

9:13 am. Me paro de mi cama, me doy un buen baño y me refresco, cambio mi ropa sucia por una camisa de cuadros, un pantalón desgastado y unos mugrosos zapatos, sin olvidar la gorra que por tanto tiempo me ha acompañado. Tomo mi cartera, para que alguien pueda reconocerme si me pierdo o me quedo aislado. Mi reloj en mano, y unos cuantos pesos para el pasaje; el transporte público debe estar un poco caro; creo que sí, ya que tengo mucho tiempo que no tomo uno de estos carros.

Voy caminando desganado, caminando lentamente, a la avenida México, hacia detrás del Club San Carlos, por ahí pasan muchos carros que me llevarían hasta mi destino más cercano. Pasa uno lleno, una guagua de transporte privado, una guagua pública que solo llega hasta la avenida Duarte, y otro carro más, pero en este momento no está laborando. Espero pacientemente; total, nadie más, aparte de ella, me está esperando. Finalmente llega uno, un pasajero delante, dos detrás. Me monto cabizbajo, el chofer dice: “buenos días”, y yo le balbuceé un “hola, qué tal?”, le pasé sus 12 pesos inmediatamente, no quería deberle, no me gusta hacerlo. El carro marchaba lentamente, el chofer quería impacientarme aún mucho más de lo que ya yo estaba, quizás hubiera yo llegado más rápido si me iba caminando; total, el camino no era tan largo.

Los carros pasaban por nuestro lado como queriendo preguntarnos si íbamos paseando. Solo quedaban tres semáforos y cinco calles para yo llegar a mi lugar más deseado, al menos en ese momento. Pero como la vida se extrema y muchas veces la suerte te deja a un lado, todos los semáforos estaban combinados para hacerme pasar un último mal rato. Nos paramos en el primero, y los segundos y minutos pasaron como años. Cambió, y yo tan solo quería que el carro saliera volando, ya yo estaba totalmente desesperado. Quedaba el ultimo semáforo, pero ya yo estaba impacientado, el lugar no estaba lejos, solo dos calles lo alejaba de mis pasos. Me desmonté sin nadie imaginarlo, tiré la puerta, y el chofer me maldijo mil quinientas veces, yo volteé para guiñarle un ojo en señal de agrado. Nada me importaba ya, todo estaba decidido, la sentencia ya se había evacuado.

Corriendo rápidamente llegué al lugar esperado, y no sin antes medir a simple vista el lugar de la caída, no fuera yo a fallar mi objetivo, el punto exacto, sin pensarlo dos veces me subí en una de las rejas; conté 1, 2 y 3, y lo ultimo que sentí fue como yo caía, despacio. 10:07 am. Todo se había quedado a un lado, por fin de todo había salido, me había suicidado.

lunes, mayo 15, 2006

Camino a casa…

Domingo 14 de mayo, 1:07 am. Voy rumbo a mi casa, luego de ver una película en el cine; encantadora película, llena de acción y suspenso, como me gustan a mí. Las luces de la noche se expanden a lo largo de la avenida, el frío nocturno se hace cada vez más tenso debido a la ligera llovizna que cae en ese momento. Los semáforos al parecer están a mi favor, todos dan luz verde. Los carriles, en mi mente y según mi vista, se han vuelto solo uno. Los carros tan solo se divisan como frágiles puntos que se pierden a lo lejos.

La música de Residente Calle 13 se hace cada vez más ruidosa en mi carro, los vidrios abajo, y ni así esta se disolvía con la brisa. El ritmo de la música, mi estado de ánimo, y yo, nos abrazamos; nos volvimos compañeros de viaje, hasta que las estrellas se apagaran. El sueño golpeaba mis ojos bruscamente, sin piedad, y ante cada bostezo recibía un puñetazo más. Me sentía incomodo, quería tenerlos abiertos; quería llegar a mi casa, acostarme y levantarme al otro día como si nada hubiera pasado.

Esa noche sentí que en el asiento a mi lado tenia un acompañante, alguien extraño. No sentí miedo, al contrario, me sentí bien protegido, e incomprensiblemente respaldado. La música ya casi ni se escuchaba, dentro de mis oídos se perdió todo el ruido, las luces yacían tristemente empañadas, se desvanecían.

Sentí cómo la mano me tapó el rostro, lo vendó. Mis ojos se cerraron al mismo instante del contacto sin tacto. Tan solo logré escuchar un ruido estrepitoso allá a lo lejos, en mi subconsciente, o inconsciente. Me sentí liviano, mi cuerpo ya no pesaba más. Las pocas libras que había ganado en los últimos días no habían servido de nada, me había marchado.

Me paré frente al carro y logré ver como quedó, todo destrozado, micas por un lado, el motor ensangrentado, los sillones vueltos uno solo, y las ruedas no se encontraron, ninguna de las cuatro. Me sentí triste y desquiciado, sentí cómo de una forma tan frágil estaba dejando todo a un lado; todo cuanto yo había luchado por tener junto conmigo, todo aquello que una vez me hizo feliz, triste o desamparado; absolutamente todo, de mi vida, se había escapado.

Hoy puedo observar las cosas desde lejos, veo como se mueve la vida, como se mueve el universo. Hoy puedo vivir aún más contento, porque he comprendido que lo mejor no es la vida, sino estar muerto.


Well.

viernes, mayo 12, 2006

Para meditar.

“En la vida hay cosas pasajeras y cosas que quedan. La vida misma es pasajera, todo lo otro se queda.”

Well.

jueves, mayo 11, 2006

Deshacer el mundo…

En este mundo infeliz, en el que hoy desaparezco, o al menos hago el intento, me doy un baño de desesperanza entremezclado con arrogancia, y de la más pura y fina desgracia. En este mismo instante, todo el que me rodea me observa con ojos cobardes, ante la situación injusta compartida por nuestros cuerpos, ante el desespero cierto y el desconcierto. Por favor, no me sigas insultando con tu mirada trágica, pésima, y titánica; mucho menos me señales con tus dedos borrosos y sudados del desafuero. No me interesa ser uno más de tus allegados, tampoco me interesa tenerte a mi lado. Por favor, date cuenta de que el mundo es hoy, ahora mismo; recuerda que el destino no existe, sino el camino.

Doy la vuelta, camino, divago. Y aún estás aquí, sentado? Por qué no te mueves a ningún lado? Será que la pesadez de tus actos se ha adueñado de tus pasos? O será talvez, que los años ya te han condenado? Pero sabes qué? Mejor no contestes, porque yo sabiendo que tus respuestas serán insuficientes, continúo preguntando, no desisto en el engaño en que me tienes abandonado. Aunque sepas tanto, las preocupaciones de mi mente ya se marcharon, se han ausentado, y ni de tu presencia me han hablado. Estos tan solo son pocos peldaños de los que tendré que ir subiendo paso a paso, con cada respiro; y que con cada suspiro, me causan trabajo.

Y aquí hoy estoy, formidablemente marginado, como nunca lo había imaginado; contemplando tristemente las muescas de tus actos, y tu terrible desamparo. Me da más lástima que pena verte, en esa terrible condena; y sobre todo, ver como te quemas en tu sudorosa miseria. Que tristeza la que hoy me ahorca, al ver que tanto te agobias, y a pesar de todo eso, aún te vanaglorias, de tanta brusquedad y antagonismo, de tantas falsedades y osadías, y no veas que todo esto que vives es solo mentiras; que el mundo en el que hoy finges, ya casi se marcha de tu vida.

miércoles, mayo 10, 2006

Todo se olvida al despertar…

Necesidad, te necesito, me necesitas? La vida esta llena de necesidades, de una u otra forma el mundo da tantas vueltas que me volverás a buscar, sí, tan solo por necesidad. Te necesito, me necesitas? “Sí, un favor te quiero pedir, ayúdame a salir de mis problemas, al menos de uno solo, te lo agradeceré sin fin”; Anjá sí, y yo que espero aquí, cansado de sufrir, porque he confiado en ti, y en que me ibas a cumplir. Te necesito; sí, yo sé que me necesitas, pero tan solo me buscas para eso, para que te ayude a salir de todos tus líos y problemas, para que satisfaga tus necesidades financieras, o cuales sean.

Te sigo necesitando, las necesidades ya me están ahogando, tantos problemas que me ahorcan, tanta miseria dentro de mi boca, y por eso es que te sigo buscando, para ver si me sigues ayudando. Pues así será, seguiré siendo el tipo supuestamente buena gente, el idiota que de los errores no aprende, el mismo estúpido diferente; seguiré confiando como siempre. Recuerda que sigo siendo el mismo yo, la misma persona que dentro de un corto tiempo tendrás que volver a necesitar, pero tan solo espero que recuerdes por lo que he pasado en estos últimos momentos, y que ya no me queda más aliento para volverte a hablar.

Me necesitarás, sí lo sé, y sabes por qué? Porque así es la vida, de contradictoria y paradójica, de inverosímil y tosca. A que en estos momentos en que ya te he ayudado no sientes necesidad de volverme a ver a tu lado, ayudando? A que desde el mismo instante en que te hice un favor ya me has olvidado? Apuesto, hasta mi vida, que hoy piensas que no volverás a llamarme, a hablarme de ayudas o pedirme un favor? Pero eso es lo que más me gusta de la vida, que ella misma, con el tiempo, te da la razón. Espera pacientemente, tranquilo, sentado en tu balcón, que llegará nuevamente el momento en que tengas que pedirme otro favor, llamarme apurado y pidiendo perdón; pero lo peor del caso es que dentro de mi mente habita mucho rencor. Y ya no seguiré hablando, la vida misma se encargará de darte una galleta sin manos. No te preocupes, que el mundo da muchas vueltas, y seguirá girando.

martes, mayo 09, 2006

Vodka CoroBlog V. III

Hola a todos:

Aquí debajo les dejo algunas fotos tomadas en el reciente Vodka CoroBlog, en Cinamon, donde compartimos con un grupo de gente agradable y chévere, que nos hicieron pasar un ratito maravilloso e inolvidable en ese lugar.

Yo, Yde y Remedios Kaseros.

Blondie y Yo.



El grupo e' gente.



Otro grupo e' gente.



Yo, Nervis Esther, Violeta, Leo Vásquez.



Yo, Patricia, Leo Vásquez y Violeta.



Yo, Alfonso, Leo Vásquez, Violeta, Nervis Esther, Iván Jáquez.

Leo Vásquez, Yo, Josema, El Pana, Remedios Kaseros.

Esa noche me sentí como estrella de cine o escritor famoso, dentro de tantos "flashes". La verdad es que la pasé increiblemente bien compartiendo con Josema, Leo Vásquez, Remedios Kaseros, Yde, Blondie, Violeta, Nervis Esther; no tuve la oportunidad de hablar mucho con Luima e Iván Jáquez, pero espero que para el próximo coro nos sentemos más tranquilamente a intercambiar experiencias un rato. Una de las cosas que más me gustó de la noche y con lo que me reí muchísimo, fue con el jumo de Alfonso, ese señor tenía un "suape" que Dios se lo bendiga. Tambien pude saludar por allá al Teacher George, una eminencia blogistica, a Xideralis, entre otras figuras más que ahora mismo no recuerdo.

Para mí fue un verdadero honor poder compartir un ratito con ustedes, y conocer a los que aún no conocía, de verdad un placer!.

Mis saludos...

Well.

lunes, mayo 08, 2006

Silencio…

Y quién me manda a hablar?
Si tantas veces he escuchado,
Que siempre, ante ciertas situaciones,
Es mejor quedarse callado.

Quién me manda a decir algo?
Si la misma vida me ha enseñado,
Que cada vez que comienzo una palabra,
Tengo que terminar arrepentido de todo el párrafo.

Está bueno que me suceda,
Es bueno, para que así yo aprenda,
Que cuando no tenga nada que decir,
Mejor me quede callado.

Pero yo soy peor,
Que después de tantas y tantas cosas,
Aún sigo hablando, y es tan grave el asunto,
Que ya siento que estoy molestando.

Pero desafortunadamente no tengo más remedio,
No tengo otra salida,
Que después de maltratar el ánimo,
Seguir escribiendo, hablando, y desahogando.

Y ya estoy cansado de la misma tragedia,
Que si estoy equivocado,
O que no tengo corazón,
Que si me recuerdo de las cosas, o he perdido la razón.

Y ya estoy cansado de la misma situación,
De tantos regaños, rasguños y malos ratos,
De tantas porquerías, problemas y rabietas,
De que me dejen en el suelo, tirado, sin sentir ninguna emoción.

viernes, mayo 05, 2006

Quieres saber lo que pienso?

Pienso tantas cosas, y a la vez quisiera dejar de pensar en todas ellas. Pienso que la vida es una maldita porquería, que el destino nos tiene separados por incongruente que es el camino. Pienso que si te tuviera en frente ahora mismo no quedaría ni un solo suspiro, de tantos besos, de tanta ternura y tantas caricias. También pienso que solo Dios sabe como hace las cosas, solo él sabe por qué nos ha separado de caminos, nos ha puesto en vidas diferentes, con diferentes sentidos. Pienso tantas cosas de ti, y tantas más de mí. Y de verdad agradezco todo lo que me brindas cada día, con tan solo una sonrisa lejana, con tan solo una mirada a mis letras, a mis palabras. No te imaginas lo bello que se siente el saber que, sea lejos o cerca de ti, hay alguien que te admira, que te aprecia, alguien a quien le importas, a quien le interesas, y te desea; eso me lleva tan lejos y, cuando estoy por allá, no quiero volver de regreso.

Quieres saber más? Te invito a que penetres en mi mente… y sigas indagando por ti misma, escudriñando, acertando, y escogiendo lo que quieras escoger.

Hay tantas cosas de donde elegir, tantos momentos, tantas personas, tan sencillas ilusiones que nos inspiran y llevan nuestras mentes lejos, que tan solo me queda escribir.
Para quien se sienta identificado, o simplemente, para quien le guste y lo desee tomar prestado.
Well.

Cosas por decir…

Y comienzo a hablar, después de tanto haber querido callar, pero es que no puedo, es que la vida no me deja. Las cosas que me rodean, son tantas ellas, que me llevan de un lado a otro, sin darme el más mínimo descanso, sin parar. A veces se me va con la brisa el intenso ánimo que, de momentos, siento de decir algo, de expresar tanto; pero como un bumerang vuelve hacia mí, siendo enviado de regreso por tantas caras felices y tristes, que de una u otra forma marcan mi vida, con cada paso, dejando sus huellas en ella.

Y esa es la vida, la misma que visto yo y que calzas tú; con todos los sin sabores que nos empañan la existencia, con tantos borrones y cuentas nuevas, que a veces nada nos alegran; con tantos matices grisáceos y obsoletos, que tan solo dejan nuestros momentos marcados. Sí, esa es la misma vida por la cual caminas, la misma que hoy día se para en frente de ti y se ríe burlonamente, al verte sufrir; la única que sabe de donde te trae y a donde te lleva, la que se contonea vertical y horizontalmente haciendo de tus días todo un cúmulo de emociones, de sensaciones, buenas y malas, agradables y sin sabores.

Y finalmente, llego a saber de ti, a escuchar lo que piensas, lo que dices de mí. Y es más el asombro que el encanto, el que siente mi ser, al saber tantas cosas nunca dichas, y jamás imaginadas. Y aprovecho el tiempo para que sepas, que pienso exactamente igual de ti; que te deseo todo lo que tú me deseas, y mucho más. No hay nada mejor que saber buenas cosas, que te llenen de paz y emoción, que te tranquilicen el corazón; tantas cosas que llevamos por dentro, que callamos, y que escondemos, por alguna razón.

jueves, mayo 04, 2006

...

"No está, se fue, y no queda ni su ausencia, y estas son las tantas horas que no sé por los aires que voló..."

Mi inspiración.

Hasta luego.

miércoles, mayo 03, 2006

No mires atrás…

Ves ese vacío que se percibe allá, a lo lejos? Ese es el mismo que una vez te hizo pensar equivocadamente; en donde las miradas no dejaban más que inmensas marcas imborrables, dentro de los parpados desalineados, en los centros grises de las heridas tristes, y que una vez en el dolor se conjugaron. Y sí, son ellos mismos; esos que una vez le mintieron al engaño, nuevamente, para dentro sí mismos envolverse en contra de los años.

Empero, las sencilleces se han tornado tragos amargos; las estupideces malos hábitos, y los descaros otro sorbo de algún fino trago. Mientras tanto, solo seguimos rodando dentro del espanto y del desencanto, al ver como vamos disociando la realidad, de los frecuentes desamparos. Mientras tanto, nos desalmamos, como una piedra en espera de que se mueva, o quizás como mandril en búsqueda de una carne nueva.

Ni decir de los quejidos ausentes de las voces silentes, esas que nada dicen, esas que mucho temen, que nada les duele. Ni pensar de aquellas miradas distraídas en el espacio, que con tanto fervor y malicia despiertan cada día, buscando una nueva comida, un nuevo aliento de vida. Ni imaginar, ni preguntar, ni soñar, con volver a mirar atrás; si todo tiempo pasado fue mucho peor, si en el tiempo futuro es donde se verá el color.