Decadencia III...

... Al llegar cada uno de nosotros con nuestras novias de las manos, algunas personas resultaron sorprendidas, empezando por la hermana de mi amigo, pero claro, yo no lo supe sino tiempo después; nos sentamos pues, en la calurosa sala de la casa a hablar, no sin antes proceder a presentar nuestras parejas a los amigos que estaban allí, incluida ella.

El ambiente transcurrió esa noche en absoluta normalidad, mi novia pasó por desapercibida y yo también para la hermana de mi amigo, o al menos eso creí yo en ese momento. Entre tragos, dominó y muchas conversaciones de temas varios pasó esa noche.

Días después nos volvimos a juntar en la casa de mi amigo, y ya eso se comenzaba a volver una costumbre. Nos juntábamos a lo mismo de siempre, pero luego de la actividad de la lasaña, las reuniones eran llevadas a cabo sin la presencia de nuestras respectivas novias, eran quizás juntas inesperadas que organizábamos muy de pronto, por lo cómodo que nos resultaba a todos juntarnos en ese lugar en específico.

Hubo una noche para no olvidar.

Yo tenía serios problemas con mi novia, nuestra relación tenía bastante tiempo, alrededor de 5 años y varios meses, y ya se había convertido en algo monótono y lleno de conflictos. Yo me sentía totalmente abatido por las grandes y frecuentes discusiones que sostenía casi a diario con mi pareja, así que poco a poco yo me estaba aferrando a la idea de que lo nuestro no debía continuar, entonces fue cuando me empeñé en tratar de conocer a alguien más especial, que me hiciera dejar a un lado todo ese embrollo que tenía presente en mi vida en ese momento.

Aquella noche se nos ocurrió la idea de que la hermana de mi amigo nos hiciera unos espaguetis, y como siempre, ella muy gentilmente accedió.

Yo apostaría al destino, y al mismo tiempo a mi valentía.

Continuará…