… Esa noche intercambiamos muchas palabras, comenzamos a conocernos, a saber sobre nuestros gustos, sobre lo que nos incomoda, y muchas cosas más. Al final de la cena aproveché para dejarle una tarjeta personal con mi dirección de msn, para comenzar a chatear en los días subsiguientes, así como también tomé la oportunidad para escribirle un pequeño mensajito detrás de la misma.
El día siguiente a esa noche nos encontramos en el Messenger, y ahí fue donde destapamos nuestros gustos y preferencias, nuestro carácter, nuestras formas de ser, en fin… y así mutuamente conocernos cada vez más. Entre chateo y chateo, el cariño de ella hacia mí crecía inexplicablemente, el mío también, pero a pasos más cortos, debido a la situación de “confusión emocional” que yo estaba experimentando en ese momento, por no saber si terminar definitivamente mi antigua relación, luchar por ella, o enfrascarme en un nuevo sentimiento, en un nuevo ser, en un nuevo amor.
En ese tiempo yo aun no había terminado definitivamente con mi ex novia, yo sentía la necesidad de marcharme de su vida, pero llevábamos 5 años y varios meses juntos, los cuales eran muy difíciles de echar a un lado. De todos modos, yo me hacía “el de la vista gorda” en cuanto a mi antigua relación, y me empeñaba cada vez más en enamorar a esa joven encantadora, dueña de unos ojos hipnotizantes y de sonrisa inolvidable, sin importarme nada más.
Para esas fechas era su cumpleaños, ella me invitó a la fiesta, que sería celebrada en un famoso café ubicado en la Ave. Winston Churchill casi con Charles Summer, pero por razones que obedecieron a mi voluntad no pude ir, pues ese mismo día fui al cine con mi ex novia, paradójicamente a ver una película que yo ya le había prometido ir a ver juntos a Anna Petruska, la mujer que había empezado a penetrar en mi corazón a pasos agigantados.
Continuará…
El día siguiente a esa noche nos encontramos en el Messenger, y ahí fue donde destapamos nuestros gustos y preferencias, nuestro carácter, nuestras formas de ser, en fin… y así mutuamente conocernos cada vez más. Entre chateo y chateo, el cariño de ella hacia mí crecía inexplicablemente, el mío también, pero a pasos más cortos, debido a la situación de “confusión emocional” que yo estaba experimentando en ese momento, por no saber si terminar definitivamente mi antigua relación, luchar por ella, o enfrascarme en un nuevo sentimiento, en un nuevo ser, en un nuevo amor.
En ese tiempo yo aun no había terminado definitivamente con mi ex novia, yo sentía la necesidad de marcharme de su vida, pero llevábamos 5 años y varios meses juntos, los cuales eran muy difíciles de echar a un lado. De todos modos, yo me hacía “el de la vista gorda” en cuanto a mi antigua relación, y me empeñaba cada vez más en enamorar a esa joven encantadora, dueña de unos ojos hipnotizantes y de sonrisa inolvidable, sin importarme nada más.
Para esas fechas era su cumpleaños, ella me invitó a la fiesta, que sería celebrada en un famoso café ubicado en la Ave. Winston Churchill casi con Charles Summer, pero por razones que obedecieron a mi voluntad no pude ir, pues ese mismo día fui al cine con mi ex novia, paradójicamente a ver una película que yo ya le había prometido ir a ver juntos a Anna Petruska, la mujer que había empezado a penetrar en mi corazón a pasos agigantados.
Continuará…